Los incendios forestales que arrasan Los Ángeles desde hace casi una semana dejaron una devastación que trasciende lo material. Entre los cientos de familias afectadas se encuentra la de Andrea Heindel, quien vio reducida a cenizas la vida que ella y sus padres habían construido a lo largo de más de cinco décadas en Palisades.
El 7 de enero, mientras trabajaba en Hawái como representante de ventas, Andrea se enteró de los incendios a través de las noticias. Desesperada, llamó a sus padres y les instó a evacuar de inmediato. “Les dije: ‘Salgan de la casa’, pero se mostraron reacios. Hemos visto muchos incendios”, relata.
Finalmente, tras la insistencia de Andrea, Michael y Jana tomaron a sus dos perros y dejaron la casa, pero no lograron llevar documentos importantes ni sus medicamentos. “Creo que todos pensaron que volverían esa misma tarde o al día siguiente”, dice Andrea.
Además de la pérdida de su hogar, Andrea enfrenta el reto de apoyar a sus hijos, Misha, estudiante de noveno grado, y Jakob, en tercer año de secundaria. Ambos se han visto afectados no solo por el fuego, sino también por los desafíos educativos tras la pandemia. “Ya han pasado por la COVID, así que ahora vamos a tener que decidir a qué escuela van. ¿Qué van a hacer? Ya han dicho que no quieren volver a las clases en línea”, explicó.
Para ayudar a la familia a salir adelante, se ha creado una campaña de recaudación de fondos en la plataforma GoFundMe, donde la comunidad ha mostrado su solidaridad. A pesar de las tragedias, admitió que sus padres “tuvieron suerte” y dijo sentirse alegrada de que abandonaran su hogar cuando lo hicieron. Fuente: Infobae