En la mañana de hoy, en el Salón de la Memoria de la Legislatura provincial, se presentaron siete nuevos testigos en el Jury de Enjuiciamiento contra María Carolina Ballesteros, jueza del Colegio de Jueces del Centro Judicial Capital.
La audiencia fue nuevamente presidida por la vocal de la Corte Suprema de Justicia, Eleonora Rodríguez Campos; Javier Morof, en representación del Poder Ejecutivo; Silvia Peyracchia, por el colegio de Abogados; y los legisladores Jorge Leal, Sara Lazarte, Tomás Cobos, Alberto Olea y Rolando Alfaro.
Además, estuvieron presentes por la parte acusadora los parlamentarios Mario Leito, Aldo Salomón, Rodolfo Ocaranza, Francisco Serra, Claudio Viña, Leopoldo Rodríguez, Paula Galván y Carlos Eduardo Verón Guerra.
Los testigos que se sometieron al cuestionario de ambas partes en el día de hoy fueron Lucía Molina, Juan Villarubia, María Eugenia Sánchez, Marcos Julio Taboada, Gabriel Emilio Chiaradia, Eliana Soledad Daza y Álvaro González Cornalba.
Tras la audiencia, el legislador Viña expresó: «Estoy conforme con los testimonios, porque están coincidiendo todos con lo que se dijo en la acusación que hace la Comisión de Juicio Político y en las denuncias originales que motivaron este pedido de juicio político. Todos coinciden en un estado caótico de clima de trabajo, situaciones de malos tratos, situaciones realmente violentas en algunos casos puntuales. A nosotros, como Comisión acusadora, nos va reafirmando lo que se puso en la acusación».
Las declaraciones continuarán el miércoles, a partir de las 8:30, en el Salón de la Memoria. «Los testigos que siguen el día de mañana son de la misma área de trabajo, así que esperamos que sigan coincidiendo en los testimonios, que hasta ahora ninguno ha dicho nada distinto a lo que venían diciendo sus compañeros. Y dos miembros de la Corte que tenían en su momento una auditoría en ese juzgado que también nos pueden nutrir sobre cómo era la situación procesal y de funcionamiento de ese juzgado en ese momento», comentó el Parlamentario.
Uno de los testigos relató que, al ingresar a trabajar, el ambiente era excelente, pero la situación cambió con la llegada de la jueza Ballesteros. Según su testimonio, los problemas primero afectaron al turno matutino y luego se extendieron al vespertino, generando un clima laboral tenso, con personas visiblemente afectadas, incluso llorando. También señaló que llegó a temer perder su puesto, lo que lo llevó a plantearse no regresar a trabajar nunca más.
