Cuando se habla de daño capilar, la mayoría piensa de inmediato en el uso excesivo de la planchita o el secador. Si bien estas herramientas influyen, los expertos aseguran que hay un hábito diario, mucho más común y subestimado, que puede arruinar el cabello de forma silenciosa y constante.

Este factor pasa completamente desapercibido, incluso para quienes usan productos de calidad o evitan el calor directo. Y lo más sorprendente es que no tiene que ver con lo que se aplica al pelo, sino con cómo se lo trata después de lavarlo.

Según dermatólogos y estilistas, el hábito de secarse el pelo frotando con una toalla común es uno de los que más lo debilitan. Cuando el cabello está mojado, es mucho más vulnerable: la cutícula se abre, y cualquier fricción genera quiebre, frizz y puntas abiertas.
Además, las fibras de la toalla pueden enganchar los mechones y romperlos sin que lo notemos. En lugar de frotar, los especialistas recomiendan envolver el cabello con una toalla de microfibra o una remera de algodón y presionar suavemente para absorber el exceso de agua.
¿Cómo secar el pelo sin dañarlo?
- Usá una toalla de microfibra o una remera de algodón: son más suaves que las toallas comunes y reducen la fricción.
- No frotes el cabello: en lugar de eso, presioná suavemente para absorber el agua.
- Desenredá con un peine de dientes anchos: y siempre empezá por las puntas, nunca desde la raíz.
- Evitá peinarte con el pelo muy mojado: esperá unos minutos o quitá el exceso de humedad antes.
- Dejá que se seque al aire siempre que puedas: si vas a usar secador, usalo con aire frío o a baja temperatura.
Fuente: TN