Cruce a Chile en barcaza: un paso internacional sumergido en la naturaleza

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Desde un parque nacional hasta una reserva biológica, el paso Hua – Hum es más que un cruce andino entre Argentina y Chile: es una experiencia inmersiva dentro de bosques, lagos, ríos y selva.

La hostería Hua Hum, sobre el lago Nonthué, es el último mojón con servicios antes de llegar al límite internacional trasandino.

Acaso el cruce más audaz y aventurero de la Patagonia norte, comienza en San Martín de Los Andes, Neuquén, y llega a Puerto Fuy, en la comuna de Panguipulli, región chilena de los ríos.

El paseo comienza en el antiguo camino a Hua – Hum. Es uno de los recorridos del Parque Nacional Lanín: el parque entero tiene una extensión de 412.000 hectáreas y protege en su interior especies como la araucaria, el raulí y el roble pellín.

En el empalme de la RP 48 y la RN 40 -a poca distancia del centro de San Martín de los Andes- termina el pavimento y comienza el ripio: es poco más que una huella rodeada de ñires amarillos de follaje espeso, tornasolados en ocre o naranja, y algunas lengas rojas (en otoño).

Parque Nacional Lanín.

Aparece primero el mirador bandurrias, desde donde se consigue una vista panorámica en altura de toda la aldea. Luego se divisa la Piedra de Trompul, un bloque de roca que antecede al camino a Yuco. Esta es una de las playas del circuito del Lago Lácar, pero para ir al cruce andino hay que avanzar en dirección el lago Nonthué, un desprendimiento del Lácar.

Yuco, en San Martin de los Andes

Una vez en Nonthué, hay una zona de acampe. Más adelante, el lago finalmente conecta con el río Hua- Hum, de color verde azulado. En ese punto se puede desviar hacia el lago Queñi -y las termas que llevan el mismo nombre, en una expedición que demanda al menos una hora de caminata-, o seguir derecho en dirección a la hostería Hua- Hum, el último mojón con servicios antes de llegar al límite internacional trasandino. La hostería, que fue punto de referencia y cobijo para viajeros un siglo atras, hoy está cerrada.

A poco más de un kilómetro de la hostería, está la aduana. El paso es ágil, ajeno a las enormes filas de otros puntos fronterizos, dado que sólo se llega por ripio. Una vez cruzada la aduana, luego de diez kilómetros de asfalto, ya en el país vecino, no hay más camino. Sólo hay un lago. Y un puerto: la única manera de seguir es embarcándose en el lago Pirehueico.

Lago Pirehueico, Chile. Gentileza Reserva Biológica Huilo- Huilo.

Son 26 kilómetros, por agua, hasta llegar a la otra orilla. Una hora y media de navegación a bordo de una barcaza que une los Puertos Pirehueico y Puerto Fuy. Los dos puertos pertenecen a Chile, al igual que el trasbordador que los conecta, que lleva el nombre de barcaza Hua- Hum.

Al llegar al puerto Pirehueico, los pasajeros pueden subir a la barcaza con autos y con motos. Es también el transporte elegido por muchos ciclistas, dado que el cruce internacional a través de Hua- Hum es tan apacible como inhóspito.

Miradores en San Martín de los Andes.

A lo largo del trayecto, la vista de las orillas cambia: se atraviesan dos cascadas -Renatita y Alison- y una Isla, que tiene por nombre Susana. La vegetación también cambia en la medida que el ferry se sumerge en el interior de la selva valdiviana.

Durante el cruce en barcaza Hua- Hum se avistan dos cascadas.
Gentileza: @huilohuilo_reservabiológica.

“Navegar por el lago Pirehueico es la única manera de conocer la zona. Por tierra no se puede transitar: de un lado hay un sector de la reserva natural Huilo Huilo, restringida, que no tiene muchos caminos. Del otro lado hay tierras privadas. La única forma de transitar es con estas barcazas”, afirma Jorge Vera, tripulante de cubierta y contramaestre de uno de los trasbordadores trasandinos a finales del verano.

La reserva natural Huilo Huilo, en Chile.
Gentileza: @huilohuilo_reservabiológica.

Hay dos barcazas de la Dirección de Obras Portuarias de Chile, concesionadas, que surcan esas aguas para darle conectividad al paso. Una es más antigua y más pequeña. La otra es, sin dudas un enorme trasbordador.

No paran en todo el año: otoño, invierno, primavera y verano. Aún cuando nieva, las barcazas siguen cruzando, tres veces por día, a menos que las tormentas climáticas lo impidan y que la autoridad marítima suspenda el cruce por orden de la Armada de Chile. Pero casi nunca es más que un par de horas: luego vuelve el servicio.

En la barcaza más grande entran 28 autos y 228 personas. Las reservas se hacen con 24 horas de anticipación. Pero hay una fila además para personas que llegan sin reservación. En temporada baja siempre es posible subir sin reserva.

Las dos barcazas que realizan el cruce trasandino a diario
Gentileza @huilohuilo_reservabiologica

En el recorrido acuático hay una vista inigualable de la selva valdiviana desde el agua. Una vez entrado el otoño, los tonos verdes, amarillos, rojos y naranjas se reflejan en el espejo de agua.

“El Pirehuico es un lago de origen glaciar -detalla Sabina Ortega, operadora de First Patagonia Travel Adventure-. Sus dos márgenes están rodeadas de selva valdiviana y son propiedades privadas en toda su extensión. En el comienzo de este siglo, en el margen sur del lago se comenzó a desarrollar un proyecto privado dentro de sus cien mil hectáreas y nació la reserva privada Huilo Huilo”.

“Hoy, es una reserva que genera mucho turismo nacional e internacional, con un área de uso público a la vera de la ruta donde llegan las embarcaciones del ferry en diferentes horarios en el día, transitando las aguas cristalinas del lago con unas vistas impactantes”, destaca Sabina Ortega.

El cruce a Chile por Hua- Hum en otoño
Gentileza @huilohuilo_reservabiologica

Lo que hace único al viaje a bordo de la barcaza es la vista al Volcán Mocho- Choshuenco, que tiene dos cumbres. Y un glaciar. En los días sin niebla se puede tener una vista excepcional. El cruce es una excursión en sí misma”, afirma Horacio Pelozo, ex intendente del Parque Nacional Lanín y profundo conocedor del cruce Hua- Hum.

Una vez embarcado, se puede salir a babor y estribor a respirar aire puro proveniente del lago, con la energía del bosque. Se puede permanecer dentro de la cabina, en los asientos bajo techo. O incluso tomar algo en el bar a bordo.

La barcaza Hua- Hum realiza tres veces por día el cruce por el lago Pirehueico.
Gentileza @huilohuilo_reservabiologica

Una vez en Puerto Fuy, luego de descender del trasbordador, hay un pequeño caserío con puestos de comidas artesanales. De allí, a pocos kilómetros por la carretera internacional 203, hay ingreso a Huilo- Huilo: la reserva de la biósfera privada que forma, junto al Parque Nacional Lanín, un corredor biológico natural.

Gentileza: @huilohuilo_reservabiologica

Es un área de conservación privada –con un proyecto especial de conservación del huemul-, destacada por la UNESCO, formada por la selva valdiviana, con varias cascadas y saltos de agua.

Huilo Huilo Nothofagus Hotel

Hay senderos auto guiados y termas. El recorrido comienza por el portal Huilo Huilo con acceso a los senderos botánicos y truful. Por otros portales se puede visitar una caverna volcánica o incluso ascender hasta la ladera del Mocho Choshuenco. Hay otros circuitos para hacer trekking y un bike park.

Otra opción es seguir viaje a Valdivia o Pucón, tras cruzar por agua el paso trasandino.

Más cruces, otras balsas

El parque Lanín está vinculado a Chile a través de tres pasos internacionales: Hua Hum (a Pirihueico-Panguipulli-Lanco), Carirriñe (a Coñaripe-Licán Ray-Villarrica) y Tromen o Mamuil Malal (a Curarrehue-Pucón-Villarrica).

El paso Hua- Hum, en barcaza, es uno de los dos en su tipo de todo el país. El otro es el que realiza la transbordadora austral Broom, que cruza el Estrecho Magallanes, por punta delgada. Es un estrecho de 4.200 metros en balsa que en condiciones meteorológicas normales demora no más de media hora para conectar Chile con Ushuaia.