Los nuevos perfiles de las detectives de la TV

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    Hay distintas estrategias para armar un rompecabezas, completar un crucigrama o resolver un cubo de Rubik. El objetivo y el resultado serán el mismo, pero la forma de alcanzarlo dependerá de cómo funciona la mente de quien está enfrentando el reto.

    Lo mismo sucede en una ficción policial clásica, sea una novela, una película o una serie. Las características propias de la persona encargada de develar la identidad del criminal y atraparlo guiarán la forma en la que se desarrolla la historia. Por supuesto, en este caso las estrategias estarán guiadas por las características propias que le haya dado el autor de la narración al personaje que cumple la función de detective, sea profesional o amateur.

    Esa similitud entre la ficción policial clásica y los juegos mentales es uno de los motivos por los cuales este género continúa teniendo éxito con el público y reinventándose a sí mismo para adaptarse a los tiempos que corren. No solo sucede en la literatura y en el cine, sino también en la forma narrativa que copó la cultura popular del siglo XXI: las series.

    Estrenos recientes en el streaming y la televisión, como La residencia, Alto potencial y Poker face, han demostrado que es posible darle una vuelta de tuerca, no solo al género en su definición más amplia, sino también en sus modelos más específicos, los múltiples subgéneros. Y que eso no implique una negación de lo que vino antes. Más bien, todo lo contrario.

    En Alto potencial, Kaitlin Olson interpreta a una madre soltera con gran coeficiente intelectual que ayuda a resolver delitos

    Las tres series homenajean a las historias clásicas en las que se inspiraron sus creadores, muy distintas entre sí. Una de las particularidades que comparten es que tienen como protagonistas mujeres con habilidades especiales que deciden volcarlas a la resolución de crímenes, de manera profesional o no, pero todas con total eficacia.

    Cordelia Cupp, la protagonista de La residencia, que está disponible en Netflix, fue moldeada siguiendo el arquetipo de los detectives clásicos. La detective, interpretada por Uzo Aduba, es una fanática de la observación de aves y luce como una exploradora de antaño. Su capacidad de observación, inteligencia y actitud distante son tan extraordinarias como lo es su comportamiento un tanto excéntrico.

    Como para que quede claro desde el principio, la presentan como “la mejor detective del mundo” ya que, en lo que se refiere a la excelencia de su trabajo, no tiene nada que envidiarle a sus colegas ficticios más famosos, como Sherlock Holmes o Hércules Poirot.

    “Cordelia es diferente a cualquier otra persona que hubiera visto antes –dijo Aduba, en una entrevista con The Wrap–. Muy peculiar, pero muy precisa, intencional, con muchas metáforas, algo con lo que me identifico. Su velocidad es 10 veces más rápida que la de cualquier otra persona. Quizás esa gente lo habría descubierto dentro de 20 años, pero ella lo va a descubrir hoy”.

    Lo que a Cordelia le toca descubrir en La residencia es quién asesinó al ujier principal de la Casa Blanca. Es un caso típico del policial clásico: un asesinato cometido durante una cena, en una mansión, en la que todos son sospechosos. Solo que en este caso se trata de una cena de Estado con el primer ministro de Australia, la mansión es la casa de 132 habitaciones del presidente de los Estados Unidos y los sospechosos son 157, entre invitados y empleados.

    Claro que hacer hoy un policial de estas características podría resultar anticuado. La miniserie de ocho episodios, creada por Paul William Davies y producida por la fabricante de éxitos Shonda Rhimes (responsable de Grey’s Anatomy y Bridgerton, entre muchos otros hits televisivos), esquiva el problema narrando la historia en tono de comedia y con una constante referencia a los mejores ejemplos del género, empezando por bautizar a los episodios con títulos de películas clásicas de misterio (Dial M for Murder; The Last of Sheila, The Third Man, etcétera).

    La autoconciencia es tal en La residencia que incluye varios guiños a Clue, tanto el tradicional juego de mesa, como la película inspirada en él, Los siete sospechosos (1985), de Jonathan Lynn, que parodiaba al policial clásico al estilo Agatha Christie.

    De hecho, fue el Clue lo que le dio a Davies la idea de cómo adaptar el libro The Residence: Inside the Private World of the White House, de Kate Andersen Brower.

    “La política de todo eso no me interesaba mucho, pero lo que sí me interesaba era que hablaran del tercer piso de la Casa Blanca y, en un momento dado, hablaba de la sala de juegos, el solárium y la sala de música. Pensé: «Es un tablero de Clue». Me dieron un plano y pensé que podía hacerlo. Es un género que me encanta, y siempre he tenido la idea de hacerlo. Entonces, tuve la revelación de tomar todo el material del personal y todas las cosas divertidas de la casa (hay cosas geniales en el libro de Kate sobre los entrepisos y las escaleras), y que podría usarlo para una narración de misterio”.

    Otra referencia explícita en La residencia es Entre navajas y cuchillos, la película de Rian Johnson, cuyo detective estrella es otro excéntrico inteligente, Benoit Blanc, encarnado por Daniel Craig. Con su éxito, el film demostró que al público le sigue interesando este género, siempre que le ofrezca algún elemento novedoso.

    En Poker face, el interés está en descubrir al culpable

    Cómo atraparlo

    Mientras estaba trabajando en Glass Onion, la segunda película de la saga protagonizada por Benoit Blanc, Johnson creó la serie Poker face, que se puede ver por Universal+, protagonizada por Natasha Lyonne.

    El personaje que interpreta la actriz, a diferencia de Cordelia Cupp, no fue creado a imagen y semejanza de los detectives del policial clásico, sino de los de la TV de los 70 y 80. En particular de uno de los más legendarios de la pantalla chica, Columbo.

    Tal como sucedía en aquella exitosa serie, Poker face también se distancia del whodunit (¿quién lo hizo?), el subgénero en el que sí se encuadran La residencia y Alto potencial, donde el objetivo es develar quién cometió el crimen.

    En las historias que siguen este modelo, el espectador tampoco conoce la identidad del asesino, solo puede seguir las pistas e intentar adivinar, hasta el final, cuando se revela (en general, en una larga exposición del o la detective).

    En cambio, Poker face es lo que Johnson llama un howcatchem (cómo atraparlos), un tipo de narración en la que el público sabe, antes del final, quién cometió el crimen y el interés está puesto en ver cómo harán para atraparlo.

    La serie, cuya segunda temporada llegará en mayo, cuenta las aventuras de Charlie Cale (Lyonne), una mujer que tiene la habilidad de saber siempre cuándo alguien está mintiendo, lo cual le permite ganar al póker con facilidad. Todo se complica cuando desata la ira del jefe de un casino y tiene que escaparse. En el camino conoce a distintas personas y consigue diversos trabajos, pero siempre tiene la mala suerte de toparse con un crimen que solo ella puede resolver.

    Tal como sucedía en otra de las series preferidas de Johnson, La reportera del crimen, en la que Angela Lansbury interpretaba a Jessica Fletcher, una escritora de novelas de misterio, a quien los asesinatos parecían perseguir adonde fuera.

    “Extraño el contrato que el público tenía con la serie: ‘No me va a parecer raro, todos vamos a estar de acuerdo en que así es como funciona’ –dijo Johnson, en una entrevista con The New York Times–. La serie se mueve en esta realidad [donde ocurre un asesinato y se resuelve en cada episodio], y Jessica Fletcher nunca miraba a la cámara revoleando los ojos y decía: ‘¡Otra vez no!‘. Era como: si no hablas de eso, no hablaremos de eso. Había algo deliciosamente encantador ahí”.

    La solución para restablecer ese contrato con el espectador es, al igual que sucede en La residencia, el humor. Lyonne es la persona perfecta para poder tocar esa nota de comedia, manteniendo una sensibilidad abierta a las escenas más dramáticas; Johnson construyó el personaje a medida para ella.

    “Nos habíamos conocido por Karina (Longworth, crítica e historiadora de cine, esposa de Johnson) un par de veces, y entonces tuve esta vaga idea de hacer este tipo de programa –contó el guionista y director en una entrevista con Deadline–. Y pensé, ‘Sí, pero, ¿quién puede ser Peter Falk hoy?‘. Luego vi Muñeca rusa y dije, ‘Bueno, ahí lo tenés, ahí mismo. Esto es’. Y ni siquiera pensé, ‘Oh, está actuando como Peter Falk’. En realidad, no fue eso en absoluto. Fue encontrar a alguien que tuviera ese atractivo carismático que no podés apartar los ojos de ella y solo querés verla”.

    Canalizar el espíritu de Columbo le pareció a la actriz una oportunidad única: “El secreto para que las mujeres no envejezcan en Hollywood es simplemente empezar a interpretar a hombres, ya sea que los escriban para ustedes mismas o encuentren a alguien como Rian y tengan la suerte de que él los escriba para ustedes”, dijo Lyonne en la misma entrevista, agregando luego que se le permitió “tener una vida de pensamiento interior, en oposición a este sistema activado de respuestas a un protagonista masculino”.

    Tanto Charlie como Cordelia son personajes bien formados, con inteligencia y habilidades especiales, además de los toques de excentricidad necesarios. Siguiendo la tradición de los detectives clásicos, tanto de los libros como de las pantallas, estas investigadoras son subestimadas de manera constante, lo que hace aun más satisfactorio el golpe de efecto cuando le demuestran a todos lo equivocados que estaban.

    En esa línea también está trazado el personaje que interpreta Kaitlin Olson en Alto potencial, la serie de Disney+. La historia comienza cuando Morgan Gillory, una madre de tres hijos que trabaja limpiando una comisaría de la policía de Los Ángeles, descubre un error en un caso en curso. A pesar de las dudas que se generan entre los detectives, Morgan demuestra que su alto coeficiente intelectual, capacidad para retener en su memoria infinidad de datos y, no menos importante, su experiencia de vida, la convierten en una socia ideal para resolver crímenes.

    Basada en una serie francesa, Haut Potentiel Intellectuel (HPI)y creada para la televisión norteamericana por Drew Goddard (guionista de Misión rescate), Alto potencial sigue las reglas de la serie de procedimiento clásica de la TV, en la que sucede un crimen y luego se resuelve, todo en el mismo episodio.

    “Quise hacer Alto potencial porque me encantan los procedimientos policiales y me encantó que en el centro de este procedimiento policial hubiera un personaje femenino realmente divertido –explica la actriz–. Morgan es tan interesante y tan completa. Realmente me encantó cómo tiene este gran cerebro hermoso, pero ella no lo ve como un don; ha sido un verdadero desafío para ella en su vida. Me encanta que sea una madre soltera cuyo principal objetivo es asegurarse que sus hijos estén bien. Me encanta que tenga sus muros levantados, se proteja y pueda hacer cualquier cosa por sí misma. Es simplemente un personaje completo, divertido y complejo. Fue emocionante”.

    Cordelia Cupp, la protagonista de La residencia, que está disponible en Netflix, fue moldeada siguiendo el arquetipo de los detectives clásicos

    Olson es famosa como comediante, por su trabajo en la exitosa sitcom Siempre hay sol en Filadelfia, que va por su temporada 20. Su rol en Hacks como la hija del personaje de Jean Smart y este nuevo papel le permitieron demostrar su talento actoral más allá de la comedia.

    Sin embargo, su capacidad para encontrar lo gracioso en cada personaje es una pieza clave en el funcionamiento de la serie. No es casual que estos nuevos policiales que siguen modelos clásicos tengan como protagonistas a actrices que se desenvuelven a la perfección en la comedia.

    La residencia es la que tiene un humor más disparatado de las tres series, ya que las otras son un poco más dramáticas en el tratamiento de los crímenes. Pero en las tres el humor y la autoconciencia de ser parte de un legado no solo sirven como entretenimiento, objetivo noble que estas series se proponen sin disimulo. También son una forma de comunicarle al espectador que está bien que se relaje y disfrute del proceso de resolución de un asesinato. Como si fuera un rompecabezas que cada detective, amateur o profesional, tiene que armar a su manera.

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