Alexander Sebastián Isla fue detenido en un barrio de Virrey del Pino por una brigada de elite de la División Homicidios de la Policía Federal, luego de ser rastreado durante semanas. Lo buscaban por un viejo crimen, cometido casi cinco años atrás en la misma zona, con un pedido de captura de la UFI de Homicidios de La Matanza.
Alexander, curiosamente registrado como kiosquero en ARCA y ex empleado de tres empresas, entre ellas una tercerizadora de servicios de limpieza; solía moverse entre el Oeste y el Barrio Rivadavia I, en la periferia de la Villa 1-11-14 del Bajo Flores.
Tenía, al parecer, una vieja pasión por la violencia: en territorio porteño, registró una condena en 2017 por el delito de disparo de arma de fuego.
En junio de aquel año, el Tribunal N°30 lo condenó a dos años y seis meses de cárcel en suspenso, una sentencia un tanto leve, considerando que le disparó a un policía y a un gendarme con una pistola calibre .45 en el Bajo Flores, en medio de una confusa pelea.
Aceptó ser indagado en esa causa; dijo que no disparó, pero que sí andaba armado, porque era un barrio difícil, peligroso. El Tribunal, ante su falta de antecedentes, le creyó.
La codicia
Pero la historia que lo llevó a una celda esta semana fue una de codicia. Ante la Justicia de CABA, reconoció ser un vendedor ambulante. Según una ficha judicial del caso, en la zona oeste, Alexander habría sido un usurero.
El 13 de octubre de 2021, Isla y dos sospechosos se presentaron en la casa de dos hermanos en la calle Fonseca de Virrey del Pino, una visita, por así decirlo, a morosos incobrables. Los hermanos habían pedido. Y, al parecer, no habían devuelto.
Isla y sus secuaces, entonces, supuestamente dispararon, armados para la ocasión con pistolas y escopetas. Gustavo, el primero de los hermanos, recibió una lluvia de perdigones en el pecho. Falleció en el Hospital Simplemente Evita. Su hermano, en cambio, se salvó, con un tiro en su pierna derecha.
Pasaron los años. Con el tiempo, los otros dos sospechosos fueron detenidos. Isla, no. El caso fue elevado a juicio; uno de los imputados fue absuelto.
La UFI de Homicidios de La Matanza, a cargo de esclarecer el caso, encargó el expediente a la División de la PFA, que depende de la DFI. Así, los detectives encontraron una pista.
El amor
Descubrieron que Alexander tenía una novia, una joven de 26 años, oriunda de Virrey del Pino. A pesar del pedido de captura vigente en su contra, solía visitarla.
Los detectives encontraron el número de teléfono de la mujer. Así, comenzaron a geolocalizar su señal. El cruce de antenas llevó al barrio Esperanza de La Matanza.
Entonces, montaron una serie de vigilancias encubiertas. Allí, finalmente, encontraron a Isla. Lo vieron salir junto a su chica, a bordo de una camioneta Renault Duster. Comenzaron a perseguirlo; Alexander intentó huir a pie, pero no llegó lejos.
Poco después, Isla declaraba ante el fiscal Adrián Arribas. Fuentes del caso aseguraron a Infobae que, efectivamente, reconoció haber estado presente en el hecho, pero que no disparó. La condena del caso, según las mismas fuentes, dice lo contrario.