La provincia de Tucumán afronta una situación hídrica cada vez más compleja: la conjunción de temperaturas altas y un abastecimiento natural reducido dejó a ríos que históricamente aportaron caudal en niveles críticos. En el norte provincial, los Salí y Vipos —dos fuentes claves para el suministro de agua dulce al área metropolitana— registran descensos marcados que ponen en riesgo la provisión a la población.
El río Vipos, alimentador del acueducto que conduce agua a la planta potabilizadora Muñecas —instalación que próximamente será objeto de una obra de jerarquización— presenta hoy un caudal mínimo. Tradicionalmente uno de los cauces que mantiene flujo durante todo el año, atraviesa ahora un estado crítico que limita su capacidad de aporte.
En paralelo, el río Salí, principal afluente que nutre el embalse del dique Celestino Gelsi en El Cadillal, también evidencia una provisión escasa: la cota del espejo de agua en la villa veraniega se mantiene en valores muy bajos, lo que reduce la disponibilidad de almacenamiento y afecta tanto el uso recreativo como el abastecimiento.
La sequía alcanza a otros cursos menores de la región: el Choromoro muestra tramos totalmente secos, situación que se repite en el Tapia, el India Muerta y el Acequiones, así como en arroyos como el Ibaquín y Cortaderas. La falta de escurrimiento superficial incide en la recarga de napas y en la continuidad del caudal hacia las plantas de tratamiento.
Frente a este panorama, las autoridades y las comunidades dependen de una solución climatológica: lluvias intensas en la zona montañosa —zona de origen de la mayoría de estos cursos de agua— y en las provincias vecinas de Salta y Jujuy, son necesarias para recuperar los niveles de los ríos y embalses. Mientras tanto, la situación exige medidas de gestión, planificación de obras hidráulicas y programas de uso racional del recurso que mitiguen el impacto social y ambiental de la escasez.
Fuentes: los primeros










