El crimen de un niño de 10 años en el barrio Villa 9 de Julio volvió a estremecer a Tucumán, especialmente después de que trascendiera que el principal sospechoso es un adolescente de 16 años que solía frecuentar la casa de la víctima y era amigo de su hermano mayor. Mientras la Fiscalía intenta esclarecer el móvil del ataque, una jueza dispuso que el joven sea evaluado por una junta médica para determinar si es imputable.
La secuencia comenzó el lunes por la mañana, cuando un llamado al 911 alertó sobre lo ocurrido. Fue el propio adolescente quien, alrededor de las 7, habría contactado al Sistema de Emergencias para informar que había pasado la noche en la casa de su amigo y que “había ahorcado con sus manos al hermano menor y no sabía si estaba con vida”.
Un barrio conmocionado
La noticia recorrió el barrio en cuestión de minutos. Vecinos se acercaron para acompañar a la familia y relataron que los tres hermanos eran muy queridos y que siempre se los veía juntos. Sobre el sospechoso, la sorpresa fue total.
A pocos metros de la escena, residentes de Balcarce al 1.500 también se mostraron impactados al saber que el acusado era B., un joven de 16 años que vivía en esa cuadra y que formaba parte del grupo de chicos que se reunía cada tarde. “¡Fue una sorpresa espantosa! Nadie imaginaba algo así”, contó María, vecina del sospechoso.
El adolescente vivía con su madre y sus dos hermanas menores en un complejo de dos edificios. Según los vecinos, la familia se había mudado hace cinco años y nunca tuvo conflictos. “Su mamá es muy trabajadora. Él volvía de la escuela y se juntaba a jugar al fútbol con el resto. Nunca hubo peleas”, señaló Elena, del mismo complejo.
Una de las hermanas del joven explicó en televisión que él había recibido tratamiento psicológico por episodios de angustia, aunque insistió en que no era violento. Los vecinos coincidieron. “Siempre fue educado. Esto es una tragedia para las dos familias”, lamentó Rosa, comerciante de la zona.
El avance judicial
Tras el llamado al 911, el adolescente indicó su ubicación. Por orden del jefe de Investigaciones, Miguel Carabajal, personal de Homicidios —a cargo de Susana Montero y Leonardo Robles— fue a buscarlo y notificó al fiscal de Homicidios I, Pedro Gallo.
El joven fue trasladado al Centro de Admisión y Derivación (CAD), donde un médico forense determinó que comprendía la realidad y no presentaba un cuadro mental que afectara sus facultades. Sin embargo, recomendó estudios más profundos. La defensa no aportó documentación sobre eventuales trastornos.
En una audiencia realizada ayer, la jueza de menores Judith Solórzano ordenó una junta médica para establecer si es imputable. Por su edad, podría enfrentar un proceso penal juvenil. El equipo interdisciplinario contará con médicos, psiquiatras y psicólogos, y tendrá 15 días para emitir un informe. Hasta entonces, el adolescente permanecerá alojado en el Hospital Obarrio.
La Fiscalía continuará con medidas clave para la causa: la autopsia definitiva —que deberá especificar las circunstancias de la muerte—, estudios para determinar si hubo abuso sexual y peritajes sobre las prendas de la víctima y del sospechoso. También fueron secuestradas sábanas y mantas del lugar, y se solicitarán informes a la empresa de telefonía celular.
Además, podrían declarar en Cámara Gesell los hermanos de la víctima, de 15 y 11 años. Según fuentes del caso, al momento del hecho los cuatro menores habían dormido juntos: la víctima y su hermano mayor compartían una cama, mientras que el sospechoso descansaba junto al niño de 11 años.
Fuentes: los primeros










