
Llegó al mundo el 7 de diciembre, eso seguro. Puede haber sido de 1935, tal como indicaba el acta de nacimiento en la que lo había anotado su padre. O de 1934, cuando según él mismo indicaba, supuestamente su madre lo había dado a luz. Eran tiempos en los que solía pasar que los bebés no fueran inscriptos en tiempo y forma y, a veces, las fechas podían variar. De todas formas, ese 7 de diciembre comenzó a escribirse la historia de Armando Manzanero, el mayor compositor de balada romántica del mundo.
Somos novios, Contigo aprendí, Adoro y Esta tarde vi llover son algunas de las más de 400 canciones que dejó como legado a lo largo de su carrera. Había nacido en Yucatán, México y heredado la pasión por la música de su padre, Santiago, quien había sido el fundador de la orquesta típica Yucalpetén. Así que, cuando cumplió los 8 años se anotó en la escuela de Bellas Artes de Mérida, donde empezó a dar sus primeros pasos con el solfeo, para luego terminar sus estudios en la ciudad de México.
¿Cuál es el secreto que explica por qué sus creaciones jamás pierden vigencia? “La gente se abraza cuando va a bailarlas. La gente las canta cuando tiene un romance. Siempre es un regalo de amor para la pareja. Por eso ve usted que pueden venir ritmos y hacer de todo, pero la canción romántica, no la llamemos bolero, va a estar siempre en un sitio. La pareja siempre necesita una canción para oír”, dijo Armando en una de sus últimas entrevistas.

Era un artista completo: compositor, músico y cantante. Y nunca hubiera podido hacer otra cosa. Así que siempre se mostró agradecido por el apoyo que le habían dado sus padres a la hora de empezar su carrera. “Empecé a tocar la guitarra pero mal, no correctamente. Pero luego aprendí música bien gracias a que mi mamá, Juana, cambió una máquina de coser por un piano que estaba arrumbado. Es que agarré el piano y con ese piano aprendí. Y nunca he ganado un peso que no haya sido con música”, reconoció Manzanero en una oportunidad.
Fue en 1950 cuando Armando compuso su primera melodía, llamada Nunca en el mundo. Apenas un año más tarde, comenzó a trabajar de manera profesional como pianista, para luego asumir como director musical de la filial mexicana de la firma CBS Internacional. De manera que, siendo apenas un jovencito, entendió que su destino estaba marcado. Acompañó con su piano a figuras de la talla de Pedro Vargas, Lucho Gatica y Raphael. Y empezó a cosechar premios como autor, llegando en 1965 a ganar el primer lugar en el Festival de la Canción en Miami con el tema Cuando estoy contigo.
Su primer disco llegó en 1967, cuando el sello RCA Víctor de México lo convenció de grabar un álbum con sus propios temas. Y, desde entonces, quedó claro que su fuerte era el romanticismo. De hecho, a lo largo de los años, sus temas fueron escuchados en las voces de figuras internacionales como Frank Sinatra, Tony Bennet, Elvis Presley, Frank Pourcel, Paul Muriat, Ray Conniff, Manoella Torres, Marco Antonio Muñiz, Edith Márquez, Moncho, José José, El Tri, Andrea Bocelli, Christina Aguilera y Luis Miguel, entre muchos otros.

Y no: así como el amor no pasa de moda, las canciones creadas por Manzanero tampoco. Porque si alguien sabía del amor y el desamor, ese era él, que llegó a casarse ni más ni menos que cinco veces. A María Elena Arjona Torres la conoció en el colegio secundario, siendo un adolescente. Después de seis años de noviazgo, se casó con ella en 1957 y tuvieron cuatro hijos: Martha, María Elena, Diego y Armando. Y fueron felices. Pero eran años en los que Armando estaba en pleno crecimiento y no podía pasar mucho tiempo en su casa, por lo que la relación se deterioró.
Enamoradizo, Manzanero cayó rendido ante los encantos de una empleada que lo atendió cuando tenía que registrar una de sus canciones. Ella era María Teresa Papiol Mirassou, con quien se casó en 1991 y con quien pudo volver a sus raíces, disfrutando de las cosas sencillas de la vida. Pero en 1998, la pareja llegó a su fin. De ella, al igual que con su primera esposa, se separó en buenos términos. Pero no pasó lo mismo con Olga Aradillas, la tercera mujer que lo llevó al altar en 2002 y que, cuatro años más tarde, lo denunció por maltrato físico y psicológico. Judicialmente, la historia quedó en la nada. Pero Armando sintió, por primera vez, que alguien podía manchar su nombre.
La cantante mexicana Susana Zabaleta fue la nueva dueña del corazón de Manzanero. Y, con ella, el cantante y compositor montó un espectáculo que recorrió el mundo. Pero, tras nueve meses de pasión, la pareja se terminó sin pena ni gloria. El siguiente nombre de la lista fue Gloria Caballero, una joven con la que se vinculó a comienzos de 2009 y con la que habría contraído enlace en secreto, ya que ambos decidieron vivir su amor en la más absoluta discreción.

Dejando en claro su preferencia por las mujeres más jóvenes, al poco tiempo llegó a la vida de Manzanero Laura Elena Villa, una señorita 36 años menor que él, con quien se casó en 2014 pese a la oposición de sus hijos y con quien compartió hasta el final de sus días. El compositor falleció el 28 de diciembre de 2020 después de una complicación derivada de un cuadro de Covid-19. Para entonces, ya se habían sumado oficialmente a su familia Juan Pablo, Mainca y Rodrigo, sus hijos extramatrimoniales. Porque claro, el amor, aún para el mayor romántico de todos los tiempos, tampoco fue demasiado prolijo.
“Si me llego a ir de este mundo a otra dimensión, lo que voy a deberle a Dios es una maravilla. No saben la vida bella que he tenido. Si acaso he tenido problemas fueron: ¡Subirme a un avión de primera clase y no alcanzar las piernas al piso! ¡O estirar el brazo en una mesa y no alcanzar la sal por estos brazos cortos! Cabrones como yo quién sabe cuándo nacen.Tuve amor, siete hijos, dieciséis nietos. Uno solito me ha salido músico», dijo poco antes de morir. Tenía 85 años.










