El brutal nocaut en Inglaterra que es candidato al mejor del año: desde la esquina arrojaron la toalla y el derrotado terminó con oxígeno

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En una electrizante noche de boxeo en la Copper Box Arena de Londres, Dave Allen emergió como el nuevo campeón intercontinental del peso pesado de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) al noquear de manera contundente a Johnny Fisher. Este resultado marcó una revancha muy esperada entre ambos pugilistas. Allen llegó a la pelea decidido a borrar cualquier duda sobre el desenlace de su primer encuentro con Fisher, en el que perdió de forma polémica por decisión dividida en Arabia Saudita.

Desde el inicio, la pelea prometía emociones. Fisher comenzó ganando asaltos al mantener a Allen a distancia usando su jab largo y potente. Ambos peleadores intercambiaron golpes tácticamente durante los primeros cuatro asaltos, incluso con Fisher logrando conectar algunos uppercuts cortos y potentes, generando vítores entre sus seguidores.

Sin embargo, Allen, apodado el Doncaster De La Hoya, no se apresuró y esperó su momento. En el quinto asalto, su oportunidad llegó de forma escalofriante. Aumentando de peso para soportar los golpes al cuerpo, Allen reveló tras el combate: “Subí de peso porque pensé que me ayudaría a noquearlo. Corrí ese riesgo y valió la pena”.

Su estrategia dio frutos cuando envió a Fisher a la lona con un demoledor gancho de izquierda, seguido de un uppercut de derecha. Fisher, de 1.93 metros, cayó de bruces mientras volaba la toalla desde la esquina.

Allen se coronó campeón tras el triunfo

El impacto del nocaut fue inmediato y preocupante. Fisher tuvo que ser atendido por los médicos y le colocaron una máscara de oxígeno durante unos segundos hasta que mostró signos de recuperación. El árbitro intervino rápidamente para detener la pelea, declarando ganador a Allen, momento en que el público aplaudió al nuevo campeón.

La definición, que podría ser candidata al “Nocaut del Año”, mostró la brutalidad y el riesgo del deporte. Aunque Fisher había empezado de forma conservadora, manteniendo su defensa alta y boxeando inteligentemente, esto no fue suficiente. Fisher tambaleó notoriamente después de recibir una serie de golpes precisos al cuerpo y a la cabeza, momentos antes de que la campana del quinto asalto sonara para finalizar.

En la celebración posterior a su victoria, Allen manifestó: “Ahora mis hijos pueden tener un baño privado, ese es el sueño. Me han descartado muchas veces, pero soy un manojo de energía a este nivel. Sabía que haría el trabajo, le advertí que no me boxeara desde el principio”.

Además, Allen mostró respeto hacia su oponente y amigo al afirmar: “Johnny Fisher es un muy buen amigo mío y lo dije en serio desde el principio. No dejaré que la trilogía se haga porque me gusta Johnny y no sería bueno para él”. El promotor Eddie Hearn comentó que existe una cláusula de revancha en el contrato, aunque posiblemente este enfrentamiento decisivo se pospondrá para el futuro considerando el empate 1-1 entre ambos pugilistas en la serie.

Este resultado no solo repercute en la carrera de Fisher, quien hasta ahora estaba invicto, sino que también revitaliza la de Allen, quien ahora puede aspirar a combates más importantes, posiblemente liderando un escenario en Sheffield. “Me gusta boxear a mi nivel. Ahora seré un poco más inteligente y quizás consiga un título británico algún día”, concluyó Allen, con una mezcla de prudencia y ambición que marcará su futuro inmediato en el cuadrilátero.