¿Maradona a River? La trama detrás de un pase que pudo cambiar la historia del fútbol argentino

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La histórica tapa de El Gráfico

Primero fue un rumor. Lentamente fue escalando en la opinión pública, hasta convertirse en noticia. Esa confirmación fue una bomba que sacudió al, por entonces, tranquilo fútbol argentino. Desde hacía dos años, con el título del Mundial ’78, y una temporada más tarde con la obtención del juvenil, con inolvidable épica en Japón, todo era calma. La satisfacción de tener a casi todos los mejores futbolistas actuando aquí y el inequívoco placer de sentir los planetas alineados. Entonces, la conmoción. Los dirigentes de Barcelona que llegaron al país con la oferta firme (y los dólares) para obtener el pase de Diego Armando Maradona. Las negociaciones fueron avanzando, a despecho de una normativa tan clara, como clave: los futbolistas que estaban convocados a la selección eran intransferibles al exterior. En medio de dudas y arduas negociaciones, apareció River Plate, como un actor inesperado.

Diego a River. Visto desde ahora, parece ciencia ficción, o fruto de la imaginación de un buen escritor. Sin embargo, en aquel momento, era el único equipo que podría contratarlo y, de ese modo, asegurarse lo que la mayoría estaba pidiendo: seguir teniéndolo acá, embelleciendo cada domingo, por lo menos hasta el Mundial de España. Eran tiempos donde Maradona estaba en Argentinos Juniors y era el niño mimado de todas las hinchadas. Pocos meses más tarde, al ponerse la camiseta de Boca, esa historia comenzaría a cambiar.

La firma del precontrato con el Barcelona

Su fulgurante aparición llamó la atención. El precoz debut en primera con apenas 15 años. La presentación oficial en la Selección, solo cuatro meses más tarde, con una Bombonera que reclamaba su ingreso desde el banco de suplentes. El rápido acostumbramiento a la áspera marca, superando con habilidad el amplio menú de infracciones con que era mal recibido por sus rivales. La desilusión por quedar afuera de Argentina ’78. La consagración en el Mundial juvenil de Japón, donde definitivamente se posaron los ojos del mundo sobre él.

Era una consecuencia lógica que los grandes equipos de Europa quisieran contratarlo. Ya era una figura a nivel global, pero en contraste con las magnánimas cifras que se manejaban por su pase, seguía viviendo en la casa de la calle Lascano, a pocas cuadras de la cancha de Argentinos Juniors, a donde muchas veces iba caminando para los entrenamientos. Pese a todo, era un pibe de 19 años, todavía al natural, diáfano, alegre, con la pasión intacta por sus grandes amores: el fútbol y la familia.

Diego por aquellos días en los que estuvo cerca de River

Con la acotada información que había hace 45 años, eran reiteradas las ocasiones en que se podía tener conocimiento por los medios, del interés por su pase. Nunca pasaba de un rumor. Hasta que el 24 de abril del ’80, arribó al país el empresario José María Minguella, como emisario del Barcelona, para comenzar las negociaciones.

Inmediatamente se dirigió a una librería sobre la Avenida San Martín, propiedad de Luis Segura, vicepresidente de Argentinos Juniors. Fueron dos horas de reunión, donde se sentaron las bases de la operación: el cuadro catalán ofrecía 5 millones de dólares libres. Había varios dirigentes de los Bichitos, pero no su presidente, Próspero Cónsoli, quien se encontraba en la provincia de La Pampa.

El duelo con el Pato Fillol en el Monumental

Diego era el as de espadas en el mazo del fútbol local. Con él, Argentinos Juniors podía soñar con el viejo anhelo de consagrarse campeón por primera vez en su historia. Gracias a la trascendencia de Maradona, realizaba giras y hacía conocido su nombre por el mundo. Pero la moneda tenía otra cara, que reconocían los directivos: “Es el momento propicio para la venta. Tenemos problemas con la renovación del contrato y el club está en una difícil situación económica”.

Luego de evaluarlo, el cuadro argentino pidió 6 millones de dólares libres al empresario Minguella, quien en forma inmediata se comunicó con Joan Gaspart, por entonces vicepresidente 1° del Barcelona (luego sería el presidente a comienzos del nuevo siglo) para informarle de las novedades. Éste dio el visto bueno y aterrizó en Ezeiza el jueves 1 de mayo. Se instaló en el Plaza Hotel y mantuvo reuniones a lo largo de toda la jornada con los directivos del club de La Paternal. Rápidamente se terminaron de poner de acuerdo en el tema económico, pero las dificultades eran con algunas situaciones ajenas a ese vínculo. Sobre todo, una fundamental: la factibilidad del permiso de AFA para que Maradona pudiese ser transferido al estar convocado a la Selección.

Aquel 1 de mayo de 1980 no fue un día más en la sociedad argentina. Después de muchos años de soñarlo, la televisión en colores fue una realidad. La conmoción era total, si bien, en ese inicio, no era muchos los que tenían la posibilidad de acceder a un aparato con esa tecnología. Apenas transcurridos los primeros segundos de esa jornada, se produjo la ya legendaria aparición de Pinky, dándole la bienvenida a la gran novedad. Canal 13 y ATC (actualmente la Televisión Pública), fueron las emisoras que comenzaron a emitir bajo el nuevo sistema. Y fue este último, quien cinco minutos después de la medianoche, puso el aire el partido que un par de horas antes disputaron en el Monumental Argentina e Irlanda. Fue triunfo por 1-0 con gol de Diego Maradona. El primero que se pudo ver en colores.

En el segundo gol dejó en el camino a Fillol

El viernes se ajustaron todos los detalles entre las partes, quedando para el sábado la firma del precontrato. Como la autorización de AFA era improbables y para Argentinos Juniors se hacía muy difícil mantener al jugador, comenzaron a surgir diferentes versiones. Una de ellas señalaba a River como una posible opción para que Diego continuase en el fútbol local. Sin embargo, los directivos de los Bichitos no estaban todos de acuerdo en ese pase.

Otro punto de divergencia entre ellos era el tema de cómo actuar ante una negativa de AFA. Luis Segura dijo: “Se puede recurrir a la justicia, si nos impiden la realización del pase”. El presidente Cónsoli lo contradijo: “De ninguna manera vamos a mover ningún resorte legal en el caso que se ponga algún impedimento”. En el medio de la situación, apareció Rosario Central como una alternativa. En esa ciudad se mencionaba a César Luis Menotti como el ideólogo detrás del sueño, que alguna vez había dicho: “Si 100 empresarios ponen 10.000 dólares cada uno, se obtiene el dinero”.

En ese mar de incertidumbres y rumores, se llegó al sábado 3. En las oficinas de Próspero Cónsoli se reunieron todas las partes. Y buena parte de la prensa también. Desde las 11 fueron llegando los directivos de ambas instituciones. A las 12:35 arribó Diego, acompañado por su padre y por su representante, Jorge Cyterszpiler. Al ser consultado por los periodistas fue escueto, pero dejando en claro sus sentimientos: “Estoy contento y triste a la vez”.

La salida del Monumental el día de Argentinos Juniors 2 - River Plate 0, cuando los hinchas

Un par de horas más tarde, y ante las cámaras fotográficas y de televisión, se firmó el precontrato. Allí estaba especificado que Barcelona pagaba 6 millones de dólares y que Argentinos Juniors disponía de 15 días para definir la situación del jugador ante la Asociación del Fútbol Argentino. Los directivos catalanes estaban tan felices como apurados, ya que su vuelo partía a las 18 horas. Al retirarse, Maradona declaró: “De esta manera me estoy asegurando el porvenir. Todavía no hablé con Menotti, pero él es amigo del jugador y confío en eso”

Como si hubiese sido guionado, al día siguiente, el domingo 4 de mayo, se tenían que enfrentar en el Monumental, River Plate y Argentinos Juniors. Diego fue muy bien recibido por el público local, que soñaba con tenerlo y que se convirtiera en la estrella que le falta a su brillante constelación. Ambos equipos estaban entre los máximos animadores del otrora torneo Metropolitano, en aquella ocasión rebautizado “Cuarto centenario de la fundación de Buenos Aires”.

El partido fue parejo, pero la diferencia la hizo Maradona, protagonista excluyente de las mejores jugadas. Ya a los 18 minutos pudo abrir el marcador, pero el Pato Fillol le desvió un penal de manera extraordinaria. El crack no se desalentó. Utilizando el 10, pero actuando en posición de centro delantero, hizo estragos en la defensa rival. River estaba muy golpeado, ya que seis días antes, había sido eliminado por Vélez en el partido desempate de la fase de grupos de la Copa Libertadores.

Maradona finalmente se fue al Barcelona en 1982. Un año más tarde coincidiría con César Luis Menotti en el equipo catalán

En menos de diez minutos, a los 60 y 69, Diego convirtió dos golazos, uno mejor que el otro. El primero con un tiro libre perfecto, que dejó parado a Fillol, lo que es mucho decir. El segundo causó la admiración de todos: arrancó pasando la mitad de cancha, quebró el intento de achique moviéndose hacia la izquierda. El Pato salió desesperado desde la valla, pero quedó en el camino, tras una brillante gambeta. Ya de frente al arco, con un par de rivales sobre la línea de meta, definió con un toque certero, que pegó en el poste antes de ingresar.

El 2-0 fue el score final de una tarde soñada para Argentinos Juniors que tuvo un detalle curioso en sus casacas ya que utilizó dos diferentes. En el primer tiempo, una de manga larga con el clásico auspicio de Austral, mientras que, para el segundo, salió con unas mangas cortas y sin sponsor.

Maradona intercambió la suya con un rival. Cuando se retiraba del campo de juego, luego de las notas con los periodistas, se colocó la camiseta de River sobre su hombro derecho. Allí le sacaron la foto que fue portada de El Gráfico, donde se lo mencionaba, como único tema: “El caso Maradona. River: ¿Una solución?”.

Apenas concluido el partido, se realizó una urgente reunión de la comisión directiva de River. El tema, claramente, era la posibilidad de contratar a Diego. Mientras tanto, circulaban todo tipo de versiones. Hasta se mencionó que Amalia Lacroze de Fortabat había almorzado con el presidente del club para aportar el dinero necesario. Rafael Aragón Cabrera, al enfrentar a los periodistas dijo: “Estuvimos cambiando opiniones sobre la posible contratación de Maradona. Queremos conseguirlo para que el jugador se quede en el país. River no tiene el dinero para llevar adelante la operación, pero vamos a hacer todo lo posible para lograrlo. Mañana o tal vez pasado, me juntaré con Próspero Cónsoli para tener conocimiento de las ambiciones del jugador y de Argentinos Juniors”.

La ilusión de los Millonarios se alimentó con las últimas palabras de Diego en aquel atardecer: “Si algún club le paga a Argentinos la misma plata y después me ofrece a mí un contrato parecido al del Barcelona, yo me quedo en el país. Es más, ojalá pueda quedarme. Soy argentino y aquí están mis amigos de toda la vida”.

El lunes por la noche, volvieron a reunirse los dos presidentes y se achicaron las distancias. Diego con la banda roja estaba más cerca que nunca. El martes se desarrolló una reunión extraordinaria del comité ejecutivo de AFA, con Julio Grondona a la cabeza, que fue concluyente: “No habiéndose aceptado la moción del señor Próspero Cónsoli, en el sentido que se constituyese una comisión que estudiase la petición de la desafectación del jugador Diego Armando Maradona a la lista de elementos intransferibles a disposición del director técnico de la selección nacional, se resuelve por unanimidad no hacer lugar a dicho pedido”.

Diego seguía siendo intransferible al exterior. La única opción que le quedaba para irse a Barcelona era la renuncia al cuadro nacional que, por supuesto, ni se le pasó por la cabeza. El miércoles 7, el plantel dirigido por Menotti partió desde Ezeiza para afrontar una exitosa gira por Europa, donde Maradona fue figura excluyente, sobre todo en los tres goles que le marcó a Austria en Viena.

Al regreso, todo siguió como estaba. River finalmente fue el ganador del torneo, alcanzando el segundo tricampeonato de su historia. Maradona la gran figura y el goleador, convirtiendo 25 tantos en 32 partidos, para la inolvidable campaña de Argentinos Juniors que obtuvo un festejado subcampeonato.

Pocas semanas antes del iniciarse el Mundial ’82, Diego finalmente fue transferido al Barcelona, donde actuó hasta mediados del ’84. A comienzos del ’81, River volvió detrás del sueño de tenerlo vistiendo su camiseta. Las negociaciones parecieron avanzaron otra vez, pero allí, el propio Maradona -que había coqueteado con River en algunas declaraciones- manifestó su deseo de ser jugador de Boca, a donde finalmente recaló, para dar la vuelta olímpica. Los Millonarios nunca se lo perdonaron y la relación tuvo una distancia que jamás se acortó. Pero en aquellos primeros días de mayo del ’80, estuvieron a un paso de escribir la historia juntos…