Sufrió como nadie a Maradona en México 86, se convirtió en “villano” de Argentina y halló cómo hacer rentable la “humillación”

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Maradona esconde el puño para impulsar la pelota y Shilton pasa de largo: nace

Peter Shilton puede colgarse varias medallas por su carrera como arquero e incluso en relación a su vida personal. Desde sus sobrios 183 centímetros y la seguridad de sus guantes, edificó una trayectoria que lo llevó, por ejemplo, a disputar tres Mundiales (1982, 1986 y 1990). O a convertirse en el arquero inglés que disputó mayor cantidad de partidos en la historia (1387) hasta que se retiró de la actividad, en 1997, a los 48 años.

También puede ostentar la presea de haber logrado doblegar a la adicción al juego, que lo llevó a transitar un largo calvario del que lo ayudó a salir su segunda esposa Stephanie Hayward, con quien se casó en 2015. “Durante 45 años fui un adicto al juego. Mi adicción casi me arruina: mental, física y financieramente. Ojalá pudiera decir cuánto perdí, pero la verdad es que no lo sé. Deben ser millones. Cuando el hábito se volvió absorbente, me perdí”, llegó a confesar en una valiente entrevista.

Pero la medalla más grande es, a la vez, la más lacerante. Y, seguramente, aunque suene a contradicción, la más rentable. Porque hay un rótulo que lo persigue, por el que ha bramado ante cada micrófono que enfrentó, pero su actitud no hizo más que agregarle pegamento al cartel: el de la víctima más célebre de Diego Armando Maradona en el mítico triunfo de Argentina 2-1 ante Inglaterra en los cuartos de final de México 86.

Shilts, de 75 años, es quien queda desairado por el puño comedido y pícaro de Pelusa, simulando un cabezazo bombeado, en “La Mano de Dios”. Y es uno de los cinco futbolistas (junto a Beardsley, Reid, Butcher, Fenwick) a los que el astro desparramó en El Gol del Siglo. De ese grupo de testigos privilegiados de la obra, es el que más airada y continuamente reclamó en los últimos 39 años, clamando justicia. Incluso, casi una herejía, llegó a desligitimar el 2-1.

El saludo protocolar entre los capitanes antes del épico partido (Foto David Cannon/Allsport)

Pero, en un giro inesperado en una novela de casi cuatro décadas, decidió pasar de bocado a mandíbula: subastará el buzo que utilizó en aquella jornada histórica en el Estadio Azteca. No una prenda inyectada con gloria de sus atajadas: el valor lo imprime, precisamente, todo lo que desdeñó y buscó contaminar a lo largo del tiempo, en un cómodo rol de villano.

En realidad, poco pudo hacer ante la astucia -para desorientar al árbitro tunecino Ali Bin Nasser– y la habilidad de Maradona, que hasta había anticipado lo que iba a suceder con un sandwich de mortadela en la mano.

“Estábamos desayunando. Le dije ‘vos tenés que hacer un par de goles’. Y me dijo que sí, que los iba a hacer”, le supo contar a Infobae Roberto Mariani, ayudante de campo de Carlos Bilardo en las Copas del Mundo del 86 y del 90. “Diego también contó que había hablado con sus hermanos, con Lalo (Raúl) y el Turco (Hugo) de una jugada en la que él se recostaba sobre la derecha, encaraba, dejaba rivales en el camino y definía al segundo palo. Y entonces dijo: ‘Tengo unas ganas de hacerle un gol de esos a los ingleses’. Y bueno, un rato después, de esa manera, hizo el gol de su vida”, completó.

Lo curioso es que para Shilton, quien primero quedó lanzándole un puñetazo al cielo ante La Mano de Dios, y luego terminó despatarrado ante el quiebre de cintura del Diez, hizo una carrera en los medios restándole crédito a la épica actuación de su rival.

En cuanto al primer tanto, en una entrevista con The Guardian, aseveró: “Hice todo lo que pude y en la famosa foto se ve que yo estoy más cerca de la pelota que su cabeza. Por eso él la toca con la mano. Siempre habrá gente que diga ‘Ey, él saltó más que vos’. Pero no, él hizo trampa”. En dicha conquista, el reglamento lo respalda, más allá de la historia juzgada. Ahora bien, ¿cuál fue la excusa para el segundo?

“No estábamos en el estado de ánimo adecuado después de lo que sucedió. Cuando sabes que alguien está haciendo trampa, en un gran partido como ese, tu estómago cae. Así que no estábamos muy en sintonía con nuestra defensa después de eso”, argumentó. Y amplió, para ningunear a La Mona Lisa del fútbol: “Tengo que decir que, antes de que la pelota llegara a Maradona, Glenn Hoddle recibió una falta. Pero no puedes quitarle nada. Maradona hizo lo que era capaz de hacer”.

“El equipo entero de Inglaterra sufrió porque él hizo trampa. Hoy en día la gente se queja del VAR, pero hubiese sido brillante para nosotros en esa instancia. (Maradona) Lo admitió de forma indirecta, diciendo que era la Mano de Dios. Pero no se disculpó ni mostró ningún remordimiento», martilló.

Ese pretexto fue bandera para hablar sobre el tema en cada incursión mediática. Incluso, cuando hizo su partido despedida, resaltó que no invitó a Pelusa porque no se había disculpado. Esa secuencia generó una de las más hilarantes réplicas del fantasista.

“El fútbol se juega con los pies, se piensa con la cabeza y… Se hacen goles con la mano también. Fijate que hay muy pocos goles con la mano de europeos, porque no tuvieron potrero. La picardía. Y no era falta de respeto para nadie. Shilton dijo ‘no lo invito a mi partido homenaje porque me hizo un gol con la mano’. ¿Y quién quería ir a tu partido? Aparte, un arquero… ¡Mirá si me va a invitar un arquero!“, volvió a dejarlo tirado, manoteando el aire.

Maradona cierra el Gol del Siglo ante la desesperación de Shilton (Ted Blackbrow/Daily Mail/Shutterstock)

Su obsesión lo llevó a que uno de sus propios compañeros, Paul Gascoigne, se burlara de él. El ex guardameta fue muy criticado cuando, en noviembre de 2020, publicó un mensaje crítico tras la muerte del ex Argentinos, Napoli, Boca, Sevilla, Barcelona y Newell’s. “Diego Maradona tuvo grandeza, pero no deportividad”, escribió, para luego vender una entrevista televisiva que iba a realizar al día siguiente. Su actitud le valió una catarata de reproches.

Pues bien, Gazza no lo perdonó frente a las cámaras. El ex mediocampista ofensivo soltó entre risas: “Él era un ícono, muchos hablan aún de ‘La Mano de Dios’, pero eso te hizo quien sos”. Shilts se defendió: “Gracias por eso, pero después de eso seguí jugando durante 20 años más”.

Lo curioso es que el ex portero llevará a remate su buzo cuando hace apenas tres años criticó rotundamente lo ocurrido con la camiseta que Diego había cambiado con su compañero Steve Hodge durante el partido. La casaca fue vendida por casi USD 9,3 millones en una subasta organizada por la casa de remates Sotheby’s, un récord absoluto para una reliquia deportiva.

Su reacción ante la noticia nuevamente fue destemplada. O, más bien, sobreactuada para llamar la atención, algo que consiguió: “No hubiera cambiado (camisetas) con Maradona ni por todo el té en China por lo que sucedió ese día. Ni siquiera lo usaría en la casa, ni siquiera para lavar los platos en mi bungalow”.

 “Si yo y algunos de los otros jugadores hubiéramos sabido que Hodgey tenía su camiseta en el vestidor, no lo hubiese logrado. En el fervor del partido, la habríamos roto en mil pedazos, y apuesto a que Hodgey está feliz ahora que no hicimos eso. Él sabía lo que estaba haciendo cuando no nos dijo que lo tenía”, siguió condimentando sus ideas.

Ausente el astro, quien le respondió fue Héctor Enrique, autor del pase que activó la cadena de gambetas en el mejor gol de la historia de los Mundiales. “Peter Shilton: la tenés adentro desde hace años. Qué grande el Diego. Un metro y medio mide Diego Maradona, te hizo un gol y vos fuiste con las manos. Te primereó, te utilizó toda la magia del potrero, toda la magia de Fiorito”, lo fustigó el Negro.

Shilton hoy tiene 75 años (REUTERS/Carl Recine)

“Y después te dejó tirado por el piso, te humilló. A vos te humilló, no al resto. A vos sí, Peter Shilton. No importa lo que vos digas de la camiseta de Argentina, nosotros la amamos y la defendemos con el corazón. Y vos, Shilton, vos perdiste ese partido porque no tenés manos“, remató el ex volante, quien también ofició como ayudante de campo del enlace en su etapa como DT.

Quizá como un anticipo del paso que dio la semana pasada, el golero terminó justificando a su colega de selección. “Mirando hacia atrás, apuesto a que Hodgey está contento de que no nos hayamos enterado del cambio de camisetas. Estábamos muy enojados, menos mal que no lo hicimos. Me alegro por él. Él tiene venganza por todos nosotros. Ha ganado una gran cantidad de dinero con Maradona engañándonos. Es una fortuna para lo que fue uno de los partidos más difíciles de mi carrera. Me alegro de que un inglés haya sacado algo del juego”, concluyó. Tal vez, en breve, Hodge no sea el único…