Un informe realizado en mayo de 2025 por las consultoras Reyes Filadoro y Enter Comunicación indagó en la relación de los jóvenes argentinos de entre 18 y 35 años con las redes sociales, y brindó datos que evidencian tanto la centralidad de estas plataformas en la vida cotidiana como sus efectos negativos sobre la salud mental, la privacidad y la participación política.
El estudio combinó una encuesta nacional online a 730 jóvenes, cuatro grupos focales y un análisis de conversaciones digitales en plataformas abiertas.
TikTok, Instagram y Facebook: así eligen los jóvenes argentinos sus plataformas para informarse y entretenerse
El relevamiento muestra cuáles son las redes sociales más usadas por los jóvenes entre 18 y 35 años:
- Instagram (68%)
- Facebook (59%)
- YouTube (47%)
- TikTok (40%)
- X, antes Twitter (24%)
El uso varía según la franja etaria: X es preferida por el 38% de quienes tienen entre 18 y 24 años, mientras que Facebook predomina entre los de 25 a 35 años (73%). Además, el 53% de las mujeres utiliza TikTok.
En cuanto al tiempo de permanencia, TikTok lidera con un promedio de 17 minutos y 48 segundos por visita, superando a Facebook (14:05), YouTube (13:30), Instagram (11:12) y X (10:40).
Los jóvenes emplean las redes principalmente para entretenerse (67%) e informarse sobre temas de actualidad (60%). Instagram y Facebook se destacan como fuentes de información y entretenimiento, mientras que TikTok es elegida casi exclusivamente para ocio y X para informarse.
Efectos negativos en la salud mental
En los grupos focales realizados para el estudio, varios jóvenes expresaron una relación ambigua con las redes sociales, marcada por la adicción, el desgaste emocional y la pérdida de habilidades sociales. “Mi relación con las redes es adictiva… es amor y odio”, señaló uno de los participantes. Otros coincidieron en que el uso intensivo de estas plataformas, aunque placentero, suele ser contraproducente: “Las redes son tóxicas. Me encantan, disfruto, pero es contraproducente porque me lleva mucho tiempo y pasaron 2 horas y estuve escroleando”.
En ese sentido, el informe advierte sobre el impacto negativo de las redes sociales en la salud mental. Un 31% de los encuestados reporta sentir ansiedad por su uso, un 20% experimenta agotamiento mental o emocional y otro 20% dificultad para concentrarse. Problemas de sueño (17%), baja autoestima (16%), comparación constante con otros (14%) y tristeza o soledad (11%) también figuran entre los efectos mencionados. Los jóvenes de 18 a 24 años son los más conscientes de estos impactos.
El 58% de los más jóvenes reconoce pasar más tiempo en redes del que desearía y la mayoría ha sentido cansancio o hartazgo por la sobreexposición digital. El 55% intentó dejar alguna red social, aunque muchos reincidieron.
El análisis de búsquedas en Google muestra un interés creciente por términos como “dejar el celular”, “adicción a las redes sociales” y “dar de baja Instagram”, lo que refleja una preocupación activa por la dependencia digital.
Ciberacoso y violencia digital
El estudio también aborda el ciberacoso. El 19% de los jóvenes declara haber recibido acoso sexual o mensajes no deseados de contenido sexual, el 17% fue víctima de bullying y el 12% sufrió cancelación o difusión de datos personales sin consentimiento. Las mujeres son quienes más reportan estas prácticas: el 34% sufrió acoso sexual, el 23% bullying y el 12% grooming.
Privacidad, desinformación y confianza en los medios
La privacidad es una preocupación para el 64% de los encuestados, especialmente entre las mujeres. En tanto, el 36% de los hombres afirma no estar preocupado por este tema.
En cuanto a la confianza en la información, el 27% considera que las redes sociales son el medio más confiable, mientras que el 16% prefiere los medios tradicionales como radio y televisión. Un 28% no confía en ninguno de los dos.
Los portales de noticias en Internet (33%), Instagram (31%) y YouTube (29%) son los medios considerados más útiles para informarse sobre política. Mientras que los votantes de Javier Milei se inclinan por redes sociales visuales como YouTube e Instagram, los de Unión por la Patria prefieren medios tradicionales como la radio o la televisión (28%) y los sitios de noticias digitales.
Las redes sociales son un canal relevante para informarse sobre política: los votantes de LLA recurren principalmente a YouTube e Instagram, mientras que los de UxP prefieren portales de noticias y medios tradicionales.
Participación política y autocensura
En los grupos focales también surgieron percepciones sobre el costo de expresar opiniones políticas en redes sociales. “Meterse a hablar de política es meterse en controversia”, expresó uno de los participantes, reflejando el clima polarizado que desalienta el debate público en plataformas digitales. Muchos jóvenes señalaron que, ante la falta de posturas intermedias, quienes no se alinean con posiciones firmes prefieren mantenerse al margen: “La gente neutra decide no opinar en las redes sociales”.
El informe reveló que solo el 15% de los jóvenes de entre 18 y 35 años comparte siempre contenido político en redes sociales, mientras que un 53% lo hace a veces y un 32% nunca. Estos datos muestran que, aunque existe una participación política digital parcial, predomina la cautela a la hora de expresarse públicamente, lo que coincide con las percepciones recogidas en los grupos focales sobre el temor a la controversia en los entornos virtuales.
Esta autocontención no siempre se traduce en desinterés. En muchos casos, los jóvenes siguen consumiendo contenido político de forma pasiva, sin interactuar ni compartir. El silencio no implica apatía, sino una adaptación estratégica a un entorno donde cada publicación puede generar consecuencias.
La percepción sobre la libertad de expresión en redes está dividida según la afinidad política: el 63% de quienes votaron por La Libertad Avanza (LLA) en 2023 cree que hay libertad de expresión, mientras que el 53% de los votantes de Unión por la Patria (UxP) percibe censura y manipulación.
En general, el 57% de los encuestados afirmó haber dejado de seguir a alguien o haber perdido seguidores por diferencias políticas. En el caso de los votantes de UxP, esta cifra alcanzó el 71%.
En tanto, el temor al “juicio público” y a la “cancelación” genera autocensura: más de 2.000 búsquedas mensuales en Google refieren a frases como “me autocensuro en redes” o “miedo a opinar en redes”.
Poder de las empresas tecnológicas y rol del Estado
La relación entre plataformas tecnológicas y consumo político no puede pensarse sólo en términos de acceso a la información. También debe considerarse el modo en que los algoritmos priorizan ciertos contenidos y silencian otros, configurando burbujas de afinidad que condicionan la exposición a ideas distintas. No se trata únicamente de lo que elegimos ver, sino también de lo que las plataformas deciden mostrarnos.
El informe revela una percepción extendida sobre el poder de las empresas tecnológicas. Ante la pregunta “¿Creés que Facebook, Google o TikTok tienen demasiado poder sobre lo que las personas ven o piensan?”, el 60% de los jóvenes encuestados respondió que sí, mientras que un 20% dijo que no y otro 20% no supo qué responder.
Ante la pregunta sobre si el Estado debería intervenir para regular el poder de las empresas tecnológicas —por ejemplo, protegiendo la privacidad de los usuarios, limitando la manipulación de algoritmos o controlando la desinformación—, el 37% de los jóvenes respondió afirmativamente, mientras que el 43% se mostró en contra y un 20% no supo qué responder.
Entre quienes votaron por Unión por la Patria en 2023, el apoyo a la intervención estatal se eleva al 56%, lo que sugiere una mayor demanda de regulación en ese sector del electorado, especialmente frente a los riesgos percibidos en torno a la privacidad y la influencia algorítmica.
Las principales conclusiones del estudio
El trabajo concluye que las redes sociales son una herramienta omnipresente en la vida de los jóvenes argentinos, con un impacto profundo en la socialización, el acceso a la información y la salud mental. Sin embargo, su uso está marcado por contradicciones: facilitan la conexión y el conocimiento, pero también generan ansiedad, adicción y desinformación.
Los jóvenes reconocen la relación “tóxica” que mantienen con estas plataformas y, aunque intentan limitar su uso, se sienten impotentes ante la influencia de los algoritmos y la falta de regulación efectiva.
En ese sentido, el estudio aporta una radiografía valiosa para entender cómo los jóvenes argentinos se vinculan con las redes sociales en un contexto atravesado por la sobreinformación, la polarización política y el malestar digital. Al combinar datos cuantitativos con voces cualitativas, permite dimensionar no solo los hábitos de uso, sino también las tensiones subjetivas que generan estas plataformas: desde la adicción y la ansiedad hasta la autocensura y la desconfianza en los algoritmos.
Comprender estas dinámicas permite dimensionar el alcance de su impacto y abre nuevas preguntas sobre el modo en que nos informamos, nos vinculamos y participamos en la vida social.