La Justicia de Rosario condenó a prisión perpetua a Samuel Comizio, un joven de 23 años que asesinó a tiros a su propio padre, Leandro Comizio. El acusado le disparó en cinco ocasiones en la puerta de su casa, cuatro de las balas impactaron en el cuerpo de la víctima, según los resultados de la autopsia.
La resolución, dictada por los jueces Rafael Coria, Nicolás Foppiani y Paula Álvarez, se conoció el martes pasado. Luego de que evaluaran todas las pruebas incluidas en el expediente, el tribunal determinó la responsabilidad penal del joven en el hecho.
Durante la investigación y el juicio, se reveló que existía una secuencia de violencia y hostilidad en la relación padre e hijo. Todo comenzó con agresiones físicas y verbales, hasta que culminó con un ataque armado registrado el 2 de julio de 2022.
Finalmente, fue condenado por el delito de homicidio agravado por el vínculo y el uso de arma de fuego, con el agregado del delito de portación ilegal de arma. Asimismo, el tribunal absolvió al acusado respecto de otros cargos que no lograron ser acreditados en el debate oral, como denuncias de amenazas y lesiones leves.
El proceso judicial se inició tras el homicidio de Leonardo Comizio, quien resultó fatalmente herido luego de recibir varios disparos en su domicilio, ubicado en la calle 1229 al 2600, en el sur de la ciudad.
Según la acusación presentada, el episodio central se produjo el 2 de julio de 2022 cuando, tras una discusión por dos teléfonos celulares, un intercambio de amenazas y golpes, Samuel abandonó la casa familiar, pero regresó horas más tarde, según informó el portal del diario La Capital.
La reconstrucción ofrecida por la fiscal Marisol Fabbro estableció que el acusado llegó a la vivienda alrededor de las 21:00 horas en una motocicleta, acompañado de un individuo cuya identidad aún permanece desconocida.
Allí, Comizio tocó el timbre con el objetivo expreso de que su padre saliera a atenderlo. Sin mediar más palabras, le disparó en al menos cinco ocasiones con una pistola calibre 9 milímetros. Los impactos de bala le provocaron graves heridas en la región toracoabdominal.
Tras el hecho, la víctima fue asistida de urgencia en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (HECA), donde permaneció internado durante veinte días. No obstante, el cuadro de lesiones alcanzó tal gravedad que desarrolló una falla multiorgánica, consecuencia directa de los impactos de bala sufridos.
El dato sobre la cantidad de disparos y la precisión del ataque evidenciaron, a criterio del tribunal, la intención homicida del ahora condenado. De la misma manera, la Fiscalía subrayó la premeditación del ataque y la utilización de un arma de fuego de manera ilegal.
Los jueces Coria, Foppiani y Álvarez coincidieron en que existió plena prueba de la responsabilidad penal de Samuel respecto del delito de homicidio calificado. Se valoraron los testimonios de testigos, los informes periciales y la reconstrucción de los hechos elaborada por la Fiscalía.
Durante el juicio oral, la fiscal Fabbro sostuvo la acusación con una solicitud de la pena máxima, tras argumentar que las circunstancias del hecho, la modalidad de ejecución y el vínculo familiar justificaban la aplicación de prisión perpetua.
La defensa, por su parte, planteó la falta de dolo homicida y la existencia de un contexto conflictivo familiar, pero el tribunal no aceptó estos argumentos ni modificó la calificación legal. Asimismo, la prueba producida en el debate fue considerada contundente para descartar cualquier posibilidad de que se tratara de un accidente o un episodio de legítima defensa.