En la víspera al feriado de Semana Santa, la Policía de Córdoba se topó con un imprevisto hallazgo en un relleno sanitario de basura. Tras una denuncia, los efectivos confirmaron la advertencia: había un aparato explosivo.

El aviso ocurrió este jueves, cuando se realizaban tareas de mantenimiento en el predio de enterramiento de residuos urbanos de Piedras Blancas, a cargo de Cormecor SA, ubicado a 15 km de la ciudad, en la ruta 36. Allí se realiza la disposición final de los residuos sólidos urbanos (RSU) generados en la capital y en las 33 localidades metropolitanas cordobesas.
Tras tomar distintas medidas de seguridad, los policías especializados secuestraron el proyectil de mortero, de calibre de 120 mm, una munición que se suele utilizar para disparar de forma parabólica. El explosivo estaba sin espoleta, por lo que el dispositivo no tenía la pieza necesaria para que se detone.
Inmediatamente, se realizó el levantamiento, remoción y traslado del artefacto al polvorín del Departamento Explosivos, y quedó a disposición de la Justicia, informaron fuentes policiales de Córdoba.
Lo cierto es que hubo llamativos hallazgos similares en el último tiempo en la provincia de Córdoba. Incluso, se detectaron en sitios insospechados.
En octubre de 2024, un hombre encontró un explosivo de guerra en el techo de su casa y, en la ciudad de Río Cuarto. Las autoridades desplegaron un operativo para retirar el dispositivo, e identificaron que se trataba de una granada de fusil FMK4 de ejercicio, de calibre 40 milímetros.
Más reciente, en febrero pasado, se hallaron otros dos morteros con su carga en las calles de Córdoba. El primero se encontró en barrio La Fraternidad y el segundo en la Segunda Sección del barrio Liceo. Este último no tenía espoleta ni cartucho propulsor.
En la provincia de Chubut, en la localidad de Sarmiento, otro presunto artefacto explosivo se encontró en el lecho del río, a unos 5 kilómetros del casco urbano, en la zona del puente Abait sobre la Ruta 26. Según reportó el parte oficial policial, un ciudadano que caminaba por el lugar observó un objeto sumergido parcialmente en el agua.
En un primer momento, se pensó que se trataba de un juguete, por lo que lo recogió con ambas manos. Sin embargo, al manipularlo notó que podía tratarse de un dispositivo real y dio aviso inmediato a la Policía. Al arribar al sitio, los efectivos desplegaron un cordón de seguridad preventivo y, junto con especialistas de explosivos, incautaron una granada de mortero de 120 milímetros.
El hallazgo de explosivos en áreas urbanas y rurales plantea interrogantes sobre su origen y el misterio que significa que estos artefactos terminan en lugares públicos o residenciales. Aunque en los casos reportados los dispositivos carecían de elementos clave para su detonación, las autoridades subrayan la importancia de no manipular objetos sospechosos y de notificar de inmediato a las fuerzas de seguridad.
Fuente: Infobae