Las Abuelas de Plaza de Mayo anunciaron hoy la restitución de la identidad del nieto 140, hijo de Graciela Alicia Romero y Raúl Eugenio Metz, ambos secuestrados el 16 de diciembre de 1976 en Cutral Co, provincia de Neuquén, cuando ella estaba embarazada de cinco meses.
El hombre nació el 17 de abril de 1977 en el centro clandestino de detención “La Escuelita” de Bahía Blanca, según confirmaron testimonios de sobrevivientes y estudios de ADN realizados por el Banco Nacional de Datos Genéticos. Su identidad permaneció oculta durante 47 años. Hasta el viernes pasado, no sabía que era hijo de desaparecidos.
Su hermana, Adriana Metz, inició la búsqueda siendo muy joven. Tenía un año cuando sus padres fueron secuestrados. Fue cuidada primero por vecinos del barrio, Edelvina Guiñez y Miguel Panijan, y luego por sus abuelos paternos, Oscar Metz y Elisa Kaiser, quienes se ocuparon activamente de la búsqueda de su hermano.
Tras la muerte de sus abuelos, Adriana continuó sola con la tarea. En 2009, abrió un blog llamado “Poncho de Lana” donde, año tras año, le escribía cartas a su hermano en cada cumpleaños. Le hablaba de su historia, de la familia que lo esperaba, de su mamá y de su papá. El 17 de abril, sin excepción, lo saludaba con la esperanza de que en algún momento del otro lado alguien la estuviera leyendo.
Graciela Romero había nacido el 21 de agosto de 1952 en Bahía Blanca, tenía tres hermanos y era conocida como “Peti”. Estudió economía, pero abandonó la carrera para dedicarse a la militancia. Le gustaba coser, cocinar, y era descrita por quienes la conocieron como una persona con iniciativa. Su hermana menor, María Elena Romero, también fue asesinada por la dictadura en 1977.
Raúl Eugenio Metz, por su parte, nació el 24 de agosto de 1953 en Bahía Blanca. Era uno de diez hermanos y su familia tenía una fuerte tradición política: su abuelo fue militante del Partido Comunista y trabajó en el ferrocarril. Raúl y su hermano gemelo, Néstor, comenzaron a militar muy jóvenes, en la Federación Juvenil Comunista, y fueron detenidos por primera vez durante la dictadura de Onganía. Estuvieron presos en Bahía Blanca y luego en la cárcel de Devoto, clasificados como “presos de máxima seguridad”.
Mientras Raúl estaba detenido, Graciela organizó una campaña por su liberación. Al salir de prisión, Raúl y Néstor se alejaron del Partido Comunista pero continuaron su militancia en comedores barriales. En ese contexto, Raúl conoció a Graciela. Se casaron, militaron en el PRT-ERP, y en 1975 nació su primera hija, Adriana. Vivieron en Bahía Blanca hasta que la persecución los obligó a mudarse a Cutral Co.
El 16 de diciembre de 1976, fuerzas del Ejército y de la policía de Neuquén irrumpieron en su casa y se llevaron a ambos. Luego fueron vistos en el centro clandestino “La Escuelita” de Neuquén y más tarde en el mismo centro en Bahía Blanca. Por declaraciones posteriores, se sabe que Graciela fue trasladada pocos días antes del parto y dio a luz en condiciones clandestinas. Según testimonios recogidos por la Justicia, la joven madre pudo estar con el bebé durante cinco o seis días. Después, fue desaparecida. A Raúl se lo vio por última vez a fines de enero de 1977. Nunca más se supo de él.
El destino del bebé fue incierto durante décadas. Según testigos, fue entregado a uno de los interrogadores. La familia Metz Romero presentó hábeas corpus, denuncias y realizó campañas en el país y en el exterior. En paralelo, Elisa Metz, tía del nieto 140, se mantenía en contacto con la filial de Abuelas en La Plata. Adriana, en tanto, participó activamente de actividades institucionales con la convicción de que su hermano solo iba a aparecer si se buscaba a todos los nietos y nietas apropiados.
La investigación se reactivó gracias a una denuncia anónima que recibió Abuelas. A partir de ese dato, se inició una pesquisa en conjunto con la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CoNaDI) y la Unidad Fiscal Especializada para Casos de Apropiación de Niños durante el Terrorismo de Estado (UFICANTE). Una vez recolectada la información necesaria, en abril de este año se contactó al hombre cuya identidad había sido señalada. Aceptó dejar una muestra de ADN en el Banco Nacional de Datos Genéticos. El viernes último, se confirmó el resultado: su perfil genético coincidía con el de la familia Metz Romero.
Durante el fin de semana, las familias involucradas fueron notificadas, y el lunes, la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, encabezó el anuncio. “Con esto confirmamos una vez más que nuestros nietos y nietas están entre nosotros”, declaró. Además, la organización remarcó que aún quedan cerca de 300 personas apropiadas que no conocen su verdadero origen y subrayó la importancia de las políticas públicas para sostener la búsqueda.
La restitución del nieto 140 vuelve a poner de manifiesto la existencia de maternidades clandestinas, la sistemática apropiación de bebés y la desaparición forzada de personas durante la última dictadura cívico-militar. En palabras de Abuelas: “Cada restitución revela de manera irrefutable que la dictadura ejecutó un plan de exterminio”.