Primero hallaron un antebrazo y un muslo al lado de un contenedor de residuos en el centro de Rosario. Luego, se encontró la parte superior de un cuerpo en el relleno sanitario de la vecina localidad de Ricardone. Ahora, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) convocado por la Fiscalía logró establecer que se trataba de un hombre, de entre 30 y 40 años. Esta información aportó un elemento adicional a la línea de investigación que continúa abierta.
Todo comenzó el pasado 16 de marzo. En la ciudad de Rosario, se produjo un hallazgo que activó un operativo judicial de gran alcance. En la zona de calle 3 de Febrero al 900, fueron encontrados restos humanos, lo que llevó a la intervención de la Fiscal Marisol Fabbro, integrante del Equipo Fiscal Transitorio de Violencias Altamente Lesivas de la Fiscalía Regional 2.
Según informó, los cortes hechos a las partes encontradas habrían sido de reciente data, con armas blancas “de pequeñas dimensiones”. Los investigadores sostienen que los desmembramientos fueron post mortem. Desde entonces, el caso ha estado marcado por múltiples diligencias y un seguimiento minucioso de cada pista disponible.
Entre las primeras acciones, la fiscal solicitó un análisis exhaustivo de todas las cámaras de videovigilancia ubicadas en los alrededores. Paralelamente, se llevaron adelante numerosas entrevistas a vecinos de la zona, en un intento de recabar testimonios que aportaran datos concretos sobre lo ocurrido.
Uno de los procedimientos técnicos más relevantes fue la inspección con Luminol en un edificio situado en 3 de Febrero al 800. El trabajo se realizó en distintos sectores de la construcción, pero los resultados fueron negativos, sin indicios de rastros hemáticos.
En el Laboratorio Biológico se efectuó un cotejo entre las muestras de sangre secuestradas en las inmediaciones del hallazgo y los restos humanos encontrados. El resultado fue también negativo, descartando coincidencias.
Pero la investigación tomó un giro significativo tras la intervención de la Sección de Brigada Canina del Organismo de Investigación. La convocatoria se produjo luego de que la Secretaría de Ambiente y Espacio Público de la Municipalidad de Rosario informara a la Fiscalía sobre la existencia de tres contenedores de residuos en la zona del hallazgo.
Según los registros de GPS, esos recipientes fueron vaciados el sábado 15 de marzo, entre las 22:18 y las 22:22, y el contenido se trasladó a la estación de transferencia de Bella Vista. Desde allí, y sin clasificación previa, fueron enviados en camiones de mayor porte al relleno sanitario de la localidad de Ricardone.
Ante esa información, la Brigada Canina fue enviada a Ricardone, donde se produjo un nuevo hallazgo: otros restos humanos.
Esto motivó un análisis clave en el Instituto Médico Legal (IML), donde se cotejaron los restos encontrados en 3 de Febrero con los hallados en Ricardone. El estudio arrojó un resultado positivo, confirmando que pertenecían a la misma persona. Se determinó, además, que correspondían a un hombre, aunque en esa etapa no se pudo establecer un rango etario.
Para realizar esta pericia fue necesaria una autorización judicial de la Corte Suprema, debido a la complejidad y características del procedimiento. La autorización establecía un plazo de seis meses, aunque la Fiscalía insistió en reiteradas oportunidades para que se adelantara la fecha. Finalmente, la pericia se concretó en tres meses, acortando significativamente los tiempos previstos.
Con el objetivo de precisar más datos, la Fiscalía convocó al Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF). Los especialistas trabajaron sobre los restos y lograron establecer un rango de edad aproximado: se trataba de un hombre mayor de edad, de entre 30 y 40 años.
En la actualidad, las medidas investigativas siguen en curso, con la Fiscalía enfocada en determinar la identidad de la víctima y reconstruir las circunstancias que rodearon el hallazgo.