Después de una jornada marcada por tensiones, forcejeos y un fuerte operativo policial, el histórico quebracho blanco de Villa Allende ya no está donde estuvo durante casi 300 años. El ejemplar, ubicado en el trazado de la obra de ampliación de la avenida Padre Luchesse, fue finalmente trasladado a unos 50 metros de su emplazamiento original, en medio de un escenario que combinó maquinaria pesada, protestas vecinales, y una controversia técnica sobre la viabilidad del procedimiento.
Durante el sábado, los trabajos de remoción del árbol se vieron interrumpidos debido a problemas mecánicos en la grúa que había sido contratada por el municipio. La máquina, traída especialmente desde Tucumán, sufrió un desperfecto hidráulico que obligó a los operarios a postergar el operativo. Mientras tanto, un grupo de vecinos y ambientalistas mantenía un acampe en el lugar, con el objetivo de impedir el traslado. Las manifestaciones derivaron en incidentes con la Policía, que ya estaba apostada en el área para garantizar el avance de la obra.
El domingo, y tras superar los obstáculos técnicos, el árbol fue extraído de su sitio original y reubicado en una nueva fosa. Allí fue instalado con medidas de protección que incluyen una malla de cerramiento y cámaras de vigilancia. Según informaron las autoridades, la intervención se realizó con un cepellón de 3,20 metros de diámetro por 1,50 de profundidad, reforzado con una estructura metálica y un film protector.
A pesar de la concreción del traslado, la colectora sur de la avenida Luchesse continúa cerrada. Los operarios realizan tareas de nivelación y preparación del terreno, en el marco de la obra de ensanche que impulsa la empresa provincial Caminos de las Sierras, y que busca mejorar la circulación entre Villa Allende y la ciudad de Córdoba. La intervención forma parte de un proyecto que contempla el paso de alrededor de 25 mil vehículos por día, según información difundida anteriormente por el municipio.
Mientras tanto, el grupo de vecinos que se opuso al traslado del árbol mantiene su postura. Continúan con él acampe en el lugar, realizando asambleas para definir los pasos a seguir. Durante los incidentes registrados el sábado, un fotógrafo resultó herido en el rostro y otro manifestante denunció haber sido agredido, de acuerdo con el colectivo vecinal @quebracho284.
Desde la gestión local, el director de Ambiente de Villa Allende, Santiago Carmona, se pronunció públicamente sobre los cuestionamientos técnicos. En diálogo con La Voz, Carmona explicó que durante los trabajos de excavación controlada se logró identificar la raíz principal pivotante del quebracho y desestimó la afirmación de que tuviera una profundidad de 20 metros. “A los tres metros de profundidad, la raíz tenía 12 centímetros de diámetro”, señaló, y agregó que a los 4 metros ese diámetro se reducía a cinco. Para el funcionario, estos datos evidencian que “la raíz pivotante pierde diámetro rápidamente y muestra signos de atrofia por limitaciones edáficas”.
Además, Carmona negó que el quebracho fuera, por definición, “intrasplantable”. “Es incorrecto generalizar afirmando que el quebracho blanco no admite trasplante bajo ninguna condición. No existen estudios concluyentes ni publicaciones científicas que sostengan categóricamente eso”, apuntó. Subrayó, sin embargo, que el proceso exige cuidados especiales por las características propias de la especie, como su lento crecimiento y la relación entre raíz y copa.
El funcionario también relativizó los pronósticos que aseguran una nula posibilidad de sobrevida para el árbol tras el movimiento. “Todo trasplante de un árbol adulto conlleva riesgos, eso es indiscutible, pero no se puede confundir riesgo con certeza de fracaso”, indicó. En ese sentido, remarcó que la viabilidad del procedimiento dependerá de múltiples factores: las condiciones del nuevo suelo, la técnica aplicada, el manejo del estrés hídrico y el seguimiento posterior.
Carmona destacó que el ejemplar ya mostraba signos de afectación estructural, como ramas secas y compactación de raíces, antes de su traslado.
En ese sentido, afirmó que, incluso, dejarlo en su ubicación original no garantizaba su conservación, sino que implicaba “un deterioro progresivo”.
En paralelo, desde el municipio se comunicó que el proceso de remoción se desarrolló con medidas específicas para preservar la estructura radicular. “Se trabajó durante meses para intervenir con precisión, protegiendo y conservando las raíces con el mayor cuidado posible, tal como se evidencia en los registros fotográficos y técnicos”, aseguró Carmona.
La obra continúa bajo vigilancia policial, mientras los manifestantes sostienen su reclamo. El municipio, por su parte, formalizó la entrega de mil plantas nativas como parte de un plan de reforestación en la zona, e informó que el INTA colaboró enviando material genético del quebracho para su eventual reproducción futura.