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Yerba mate: la producción cayó más de un 30% interanual

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La cosecha de yerba mate se desplomó durante el primer trimestre de 2025. Según datos preliminares del sector, la producción cayó más de un 30% en comparación con el mismo período del año pasado. La crisis golpea con fuerza en Misiones y Corrientes, las provincias que concentran la mayor parte del cultivo, donde los productores decidieron no cosechar ante una ecuación económica inviable.

En las rutas ya no se ven camiones cargados y muchas chacras permanecen inactivas. Cristian Klingbeil, referente de los productores agropecuarios de Misiones advirtió a Ámbito que esta situación era previsible ya que “iba a llegar el momento en que la gente optara por no cosechar porque no le queda nada. No hay movimiento, no hay yerba circulando y no es una estadística dibujada. Es lo que vemos cada día”.

Según Klingbeil, los productores optaron por dejar la planta sin cosechar antes que asumir una campaña con pérdida asegurada. “Si la hoja no deja ganancia y encima te expone a problemas laborales, ¿para qué arriesgarte? La planta se recupera mejor si no la tocás”, con lo que la caída en la producción entregada a los secaderos es evidente.

Precios bajos y pagos en cuotas

La raíz del conflicto es clara: el precio que reciben los productores por la hoja verde no cubre los costos operativos. En muchos casos, las operaciones se concretan con valores de entre $230 y $250 por kilo, a plazos de 60 a 90 días. Algunos compradores ofrecen 300 pesos, pero a condición de pagar en 12 cuotas sin interés.

Según Klingbeil, “esa modalidad de pago es insostenible. Te adelantan algo para cubrir el corte y las labores de cosecha, pero después te pagan el resto en cuotas hasta el año siguiente. En este contexto de inflación, el productor queda totalmente desfinanciado”.

El deterioro de los ingresos llevó al sector a tomar una decisión drástica: congelar la discusión paritaria de los obreros rurales ya que no hay forma de pagar un aumento para los tareferos. “¿Cómo lo hacés si cada vez cobrás peor? Por eso en todas las actividades productivas de Misiones se frenaron las negociaciones salariales”, explicó el referente de los productores yerbateros y tealeros en la provincia, quien destacó además que incluso desde la UATRE local reconocieron la imposibilidad de exigir mejoras en un escenario donde los valores se ubican por debajo de los costos.

La cosecha de yerba mate cayó a mínimos históricos.  

La cosecha de yerba mate cayó a mínimos históricos.

 

El impacto social en economías regionales al borde del colapso

La crisis productiva no se limita al campo. La retracción de la cosecha paralizó también el entramado social y comercial de las localidades yerbateras. Talleres, almacenes, ferreterías, servicios técnicos y transportistas sienten el impacto de un ingreso que dejó de circular.

“Cuando el productor no trabaja, todo se detiene. Nadie arregla un tractor, nadie compra un electrodoméstico, nadie gasta en el pueblo”, relató Klingbeil. La yerba mate, como motor económico regional, genera empleo directo en las chacras e indirecto en toda la cadena de valor. La actual parálisis afecta tanto a los tareferos como a los pequeños comerciantes.

A esto se suma la fuerte caída en el trabajo a destajo, base del empleo rural en el NEA. “Son días y semanas de ingreso perdido para las familias que dependen de la cosecha”, advirtió Klingbeil. “La situación se vuelve cada vez más insostenible. Venimos aguantando, pero no sabemos hasta cuándo”.

En este contexto, las soluciones no llegan y el panorama no es alentador para la actividad yerbatera. El Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) sigue sin autoridades designadas y desde hace más de un año permanece acéfalo, sin capacidad para fijar precios oficiales ni habilitar herramientas financieras de apoyo. La falta de conducción política dejó a los productores sin referencias ni respaldo ante la crisis.

Según pudo reconstruir Ámbito tras dialogar con productores de la zona, como el INYM no funciona no hay fijación de precios, ni líneas de financiamiento o control sobre las condiciones de pago. En este contexto, los grandes secaderos y molinos definen unilateralmente las condiciones comerciales, acentuando el desequilibrio de poder con los productores. Por eso el sector productivo reclama que el gobierno nacional nombre de forma urgente a los nuevos directivos del organismo, restablezca su capacidad operativa y exigen la reactivación de los mecanismos de regulación y asistencia.

El futuro del sector yerbatero, en la cuerda floja

La caída de la cosecha se complementa con otro dato preocupante: la merma en las exportaciones. La yerba mate argentina perdió espacio en los mercados internacionales frente a competidores como Brasil y Paraguay. Según estimaciones del sector, las ventas externas disminuyeron un 15 a 16% en lo que va del año.

El problema de base es que el costo en dólares deja a las industrias exportadoras fuera de competencia. Según Klingbeil, “con inflación local las exportaciones se encarecen mientras los vecinos mantienen precios más estables y una economía ordenada. Perdemos mercados porque no podemos sostener una estructura de costos competitiva”.

Esta pérdida de competitividad externa no solo afecta a la industria exportadora, sino que también repercute en el precio interno. Al no poder colocar volumen afuera, las empresas presionan hacia abajo los valores de compra en el mercado local, trasladando la crisis a toda la cadena productiva.

Los productores reclaman medidas concretas: fijación de precios justos, acceso a créditos a tasas subsidiadas y reglas claras para evitar abusos en las condiciones de pago. Sin respuestas, la actividad se encamina a un colapso mayor, con consecuencias graves para la producción, el empleo y el tejido económico de toda la región.

Con este presente, la yerba mate enfrenta uno de los momentos más críticos de su historia reciente. Paradójicamente, la crisis no responde a una mala cosecha climática ni a una coyuntura puntual, sino a un modelo económico que deja fuera a los productores y concentra el poder en pocos compradores. La falta de políticas públicas, sumada al deterioro del INYM y al congelamiento institucional, llevó al sector a una situación de virtual parálisis.

FUENTE: ámbito

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